Y has vuelto a aparecer. Cansado, derrotado. La vida te ha ganado otra vez, te ha devuelto una puñalada. Y por eso, cansado, derrotado, vuelves a mí. Vuelves buscando el apoyo y el cariño que una vez obtuviste de mí, y con el cual te marchaste, dejándome a solas con el miedo, el dolor y la amargura de haberte vuelto a perder. Y ahora vuelves, para curarte de tus heridas, para que yo, esclava de tu sonrisa, te la devuelva con todo su esplendor. Para volverte a marchar, para darle esa sonrisa a otra persona que no soy yo. Hoy, quiero estar preparada. Para cerrarte la puerta, para no dejarte entrar. Quizás no vaya a ver tu sonrisa, pero tampoco tú veras mi apoyo.
Hoy he levantado la cabeza. Hoy, he dejado de ser la esclava de tu sonrisa.
Como deber ser, esclava nunca.
ResponderEliminarQué vaya bien, saludos!
Gracias, igualmente.
ResponderEliminarun saludo(: