lunes, 25 de junio de 2012

El físico atrae, la personalidad enamora.

¿Sabes qué he aprendido hoy? Que lo bueno siempre llega, que tu media naranja existe, y que, si no existe, al menos sí existe una persona muy parecida a ti. Cuántas veces hemos dado vueltas y vueltas en la cama, llorando, pensando por qué esa persona tan especial no se comporta igual que nosotros. Por qué cuando él se enfada, tú enseguida le envías un mensaje de disculpa, pero cuando es al revés, no recibes ni una llamada. Por qué cuando él tiene un examen, tú le deseas suerte y al día siguiente te interesas por ello, pero cuando es al revés, apenas se acuerda de tu examen. Por qué tú siempre estás dispuesta a escucharle y él, nunca. Por qué tú rezas para que se conecte, y cuando lo hace él ni siquiera se digna en mirar si estás conectada. Sé que parece mentira, después de tantas decepciones, pero te aseguro que sí existen chicos que hacen lo mismo contigo. Te lo digo yo, que me he llevado muchísimas decepciones, y sí, había perdido la fe en un chico que me tratara igual que yo a él. Pero la suerte llega, sólo tienes que aprender a verla. Y, ¿cómo se ve? Dale una oportunidad a cualquiera que quiera conocerte. No lo juzgues por ser alto, bajo, feo, guapo, gordo o flaco. Simplemente, si te sonríe, sonríele, si te habla, háblale, y si ves que intenta darte conversación, hazlo tú también. Cualquiera de esos puede ser ese chico que te envíe un mensaje cuando te enfadas, que se preocupe por tu examen, que esté dispuesto a escucharte, que rece para que te conectes.
Te lo digo yo, que después de tantas decepciones, lo he encontrado, así que no te dejes enamorar por el primer capullo.
Y te digo, amiga, que ver que alguien se preocupa por ti como lo haces tú, es una sensación maravillosa.
Y te repito, que el amor es ciego, el físico atrae, pero la personalidad enamora.

martes, 19 de junio de 2012

La verdad no sabría expresar qué es esto. Llevo años hablando de cabrones, putones, malas influencias... Y, ¿quién eres tú? Apareciste un día, de la nada, sonriendo tímidamente. ¿Te soy sincera? Nunca había oído hablar de ti. Es más, creo que ni te había visto. Y llevamos años pasando por el mismo lugar. Pero de eso ya hace algún tiempo. Ahora estás aquí, delante mío, en la pantalla del ordenador. No me canso de ver tu foto. Pero menos aún me canso de ver tu mirada, tu sonrisa, tus gestos. Y de lo bien que me tratas. No sé, debe ser porque estoy acostumbrada a que me utilicen, me destrocen y me dejen. Y has llegado tú, ayudándome, apoyándome, siempre sacándome una sonrisa. Me tratas de una forma que me hace sentir tan... especial. Cuando pierdes el tiempo por mi. Cuando aguantas mis enfados. Cuando te armas de paciencia hasta que consigues que deje de poner malas caras. Cuando me animas a coger el libro y sacar buena nota. Cuando me obligas a seguir adelante. Cuando me coges antes de caer. Cuando me miras, me sonríes y pones caras raras para que yo me ría.
Cuando me dices te quiero.