martes, 19 de junio de 2012

La verdad no sabría expresar qué es esto. Llevo años hablando de cabrones, putones, malas influencias... Y, ¿quién eres tú? Apareciste un día, de la nada, sonriendo tímidamente. ¿Te soy sincera? Nunca había oído hablar de ti. Es más, creo que ni te había visto. Y llevamos años pasando por el mismo lugar. Pero de eso ya hace algún tiempo. Ahora estás aquí, delante mío, en la pantalla del ordenador. No me canso de ver tu foto. Pero menos aún me canso de ver tu mirada, tu sonrisa, tus gestos. Y de lo bien que me tratas. No sé, debe ser porque estoy acostumbrada a que me utilicen, me destrocen y me dejen. Y has llegado tú, ayudándome, apoyándome, siempre sacándome una sonrisa. Me tratas de una forma que me hace sentir tan... especial. Cuando pierdes el tiempo por mi. Cuando aguantas mis enfados. Cuando te armas de paciencia hasta que consigues que deje de poner malas caras. Cuando me animas a coger el libro y sacar buena nota. Cuando me obligas a seguir adelante. Cuando me coges antes de caer. Cuando me miras, me sonríes y pones caras raras para que yo me ría.
Cuando me dices te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario