domingo, 22 de enero de 2012


Creo que allí fui capaz de ser feliz del todo, sin rayadas ni historias, ayudando unos a otros, con gente que quiero de verdad, con risas, mareos y humo, con bailes interminables, con la música a tope, sofás por todos sitios, y la madrugada encima nuestro. Y si te rayabas hermano, lo gritabas, hasta cansarte, a todos le importaba lo que decías pero a la vez nadie te escuchaba, es como estar con todos y con nadie a la vez, sonriendo, con un cubata en la mano, donde las penas no existen.
Y si querías cantar, cantabas, si querías bailar, bailabas, no importa si lo haces bien o mal, si querías olvidar, ¿queda alguna botella? ¡otro chupito joder!
Como hermanos,

lunes, 16 de enero de 2012

Quiero inventar una fantasía a tu lado.

¡Ay madre, ay madre, ay madre! ¡Es él! ¿Quién es él? El niño más perfecto de todos. Bueno, no. El niño más perfecto para mi. Y es que ahí estás tú, con tus aires superiores, con tu cara de malo y tu cigarro. Pero no eres malo, qué va, si eres un puntillo, por favor. Pero eres tan mono. Noto como mis mejillas se sonrojan mientras te vas acercando, cómo mis piernas tiemblan sin que aún me hayas mirado, cómo mi corazón palpita más rápido que nunca. Y me sonríes. Y, bueno, se me cae el mundo de felicidad. Que sí, que ya sé que es una tontería, que sólo me ha sonreído, que se lo hace a todas pero, ¿qué mas da? ¡Ha pensado en mi aunque sea un segundo! ¡Lo amo!

eh, te digo esto mientras me trago el orgullo,
si quieres tirarlo pero mi corazón es tuyo.

miércoles, 11 de enero de 2012

Cómo conocí al niño perfecto.

Querido niño perfecto:
Recuerdo verte por primera vez hace ya algo más de un año. Si te soy sincera, no me fijé demasiado en ti. Viniste junto a un amigo, y mientras él hablaba, tú mirabas avergonzado al suelo. Os tuvisteis que ir, y te despediste sin siquiera mirarme a la cara. Desde aquel encuentro pasaron varios meses. El chico que iba contigo, tu mejor amigo, me hablaba mucho de ti, decía que eras el mejor. Yo me reía mientras comentaba que ni siquiera te habías atrevido a mirarme. Verdaderamente aunque me hablara de ti casi cada día, nunca me acababa de fijar en tu persona, estaba más ocupada enamorándome de capullos. Siguieron pasando los meses hasta que llegó el verano. Esto sí que lo recuerdo perfectamente, el cómo llegamos a hablar de verdad. Tu mejor amigo, con el que te vi, subió una foto. No me preguntes por qué, comenté. Y me agregaste. Y te abrí conversación al día siguiente, con una patética excusa, para hablar contigo. Sé que no te lo creerías si te lo contara, pero es verdad, sólo pretendía que te dieras cuenta de que podías hablar conmigo. Ya que estoy siendo sincera te confieso que me estuve los días siguientes pensando excusas para hablarte, casi por cualquier cosa, yo te preguntaba. Pero nada. Eras gracioso, amable y majo, pero no pasaba de ahí. Aunque reconozco que me encantabas un poquito. Llegó un momento que me cansé de hablarte, de que nunca me siguieras hablando, de que podía estarme días sin hablarte y tu sin inmutarte. Sí, lo sé, es normal que fuera indiferente para ti, pero entiende que dolía. Así que te dejé en paz. Así pasaron unos dos meses, hasta finales de Septiembre. Coincidí contigo en una fiesta. Habías crecido muchísimo, ¡pero si casi me sacabas una cabeza! Te miré y te saludé. Sonrío al recordar que, exactamente como la primera vez que te vi, miraste al suelo mientras murmurabas un Hola. Reconozco que no tengo vergüenza, por lo que me acerqué más y te conté, no sé exactamente qué, mientras tu sonreías mirando al suelo, siempre al suelo. Confieso que me encantaste un poquito más. Esa noche te hablé. Y, por primera vez, seguiste hablando tú, sacaste tema tú. Me contaste cuántas chicas se te habían insinuado, decías que no te lo creías. Yo no sabía si reír o llorar, reír por tu inocencia, ¿quién no iba a querer algo contigo? o llorar por tu éxito. Fue cuando me contaste que habías rechazado a todas, que querías una chica de verdad. Ahí, bueno... ya me encantaste. Y llegó Octubre... y una semana maravillosa. Salí toda esa semana junto a nuestro querido amigo en común y más gente, y toda esa semana estuve con vosotros. Si te acuerdas, sinceramente yo sólo te hablaba a ti. Eras tan... perfecto. Incluso más de lo que yo pensaba. Nos hicimos muy amigos, y empezaste a confiar en mi. Tanto, que me contaste quién te gustaba. Me partiste el corazón. Pero, aun así, pegué cuidadosamente los cachitos y te ayudé con ella. Y salisteis. Fue una época horrible, pero cortasteis, y yo seguía a tu lado, ayudando a superarlo. De ahí ya la confianza incrementó... hasta que un día, en broma, te llamé mejor amigo. Y me devolviste la broma. Y la broma fue a más y a más, hasta que... fue una realidad. Acabé siendo tu mejor amiga. Y sigo siéndolo. Y ahora tengo que aguantar todos los líos que tienes con cada una de las chicas, y ante todo, fingir que me alegro por ti. Que sepas que ninguna de ellas te querrá nunca como yo.
Te amo,
Yo.

Me hago la dura pidiendo una copa sentada en la barra del bar

Eres alto, fuerte, guapo, sencillo, divertido, espontáneo, sociable, gracioso, agradable, desvergonzado, diferente, simple, distinto. Y capullo, mala influencia, vacilón y chulito. Ah, y no eres muy inteligente. Vamos, eres... de esos que nadie recomienda. Pero no sé. Cuando te veo aparecer, con tu chaqueta de marca, con tus vaqueros caídos, tu pelo de punta y un cigarro en mano, te prometo que se me olvida todo, que mi mente se queda únicamente pensando en ti. Que se me altera la sangre y se me sonrojan las mejillas. Que sonrío como una estúpida y me río de todas tus gracias. Que te miro fijamente cuando hablas. Que el corazón me hace pum cuando me miras.
Que me quedo todas las noches pensando en tenerte.
De repente tra tra llegó su novia ya,
Si no lo vas a cuidar échate pa'atrás;)


Yo paso de todo.

Si algo he aprendido a palos es cómo hay que comportarse ante otras personas.
Primera norma: Sonríe y asiente cuando alguien te cuente algo. Nunca des tu opinión, pues conseguirás que hablen de ti.
Segunda norma: Si alguien dice algo que no te gusta, cállate. Sólo conseguirás discusión.
Tercera norma: sigue al grupo. No seas diferente.
Estas serían las tres normas básicas que te daría si tuvieras que caer bien. Pero, ¿cuándo tienes que caer bien a la gente?
A la mierda con lo que acabas de leer. Haz lo que te venga en gana, y habla, joder, habla.
Look at me mum, i'm dressing like a... BITCH.

viernes, 6 de enero de 2012

En ti pongo mi esperanza.

Lo más jodido es que esté esperando a mañana. No sé cómo saldré de allí, sólo espero que sea un Sábado brutal. Te prometo que me ha constado esfuerzo conseguir que me dejaran, pero lo he conseguido, porque llevo soñando con esto al menos un mes. Voy preparada y con un as en la manga, con lo que tengo que decir apuntado en un papel, con tu música en mi móvil, con ropa bonita pero casual, maquillaje natural, una sonrisa de oreja a oreja y mis ganas de enamorarte.
Despertar, y ver tu carita reír, sentir lo que nunca pude sentir, es tu luz.