miércoles, 29 de diciembre de 2010

Sólo quedamos tú y yo, dolor.

Buenos días, amor. Buenos días, dolor, esperanza, soledad y desesperación. ¿Qué tal habéis dormido? Porque ya llevais tanto tiempo dentro de mí, que sois como unos viejos amigos. Me encuentro sentada a orillas del río, rompiendo lo que quedaba de mis sueños, ahora rotos. Acabo de romper mi primer sueño por la mitad. La soledad amanece dentro de mí. ¿Por qué no estás a mi lado? Lo rompo, esta vez en cuatro partes. La esperanza de volverte a ver me atrae. ¿Te encontraré hoy por la calle, sin buscarnos? Esta vez, el sueño está roto en ocho partes. La desesperación ya llega. ¿Volveré a morir de pena si te veo lejos de mí? Dieciséis cachitos. Creo que ya no puedo romperlo más, mientras el dolor inunda cada parte de mi ser. Estoy sentada a orillas del río. Te quiero sin poder evitarlo. Tengo aquí los restos de mis sueños rotos. Los tiro al río. Noto como la esperanza, la soledad y la desesperación se van con la corriente del río.
-Hoy sólo qedamos tú y yo, dolor. Me gustaría llorar de pena, pero no puedo. Me gustaría sacarte de dentro de mí, pero ya eres como parte de mi ser. Sólo estamos tu y yo, a orillas de un río de sueños rotos.

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