miércoles, 6 de abril de 2011

Vodka de mil colores distintos.

Hoy no me apetece sonreir, no me apetece ser sincera, no me apetece jugar, sólo quiero tumbarme en mi cama, alejarme de todo y todos y poner la música hasta quedarme sorda. Lo inevitable tiene que pasar, hoy ha pasado... Pero a mí nadie me hunde, ¿entiendes? Voy a seguir aquí niño, beberé unos tragos de más del vodka rojo, blanco, negro, azul, verde, me da igual el color del que lo llames, miraré a los ojos al sol, lloraré un rato y volveré a la calle, donde me espera la gente que nunca me fallará, o eso digo ahora pero, me da igual ahora mismo. No sé si sonreiré o no, pero con el tiempo lo haré, ya lo verás, y conoceré a mi príncipe azul, no a un gilipollas esférico (porque es gilipollas mires por donde mires) de esos de Ahora me gustas, ahora no, ahora te hablo, ahora eres una pesada, ahora no pienso nada. Suena un cacho de la canción que tantos momentos vivió, que tantas sonrisas me trajo, que tantas mejillas sonrojadas me hizo tener. Sigo tendida en mi cama escuchando rock a todo volumen, los pies apoyados en la pared, la mirada perdida y ese corazón envuelto el llamas. He escrito tu nombre de mil formas distintas, me lo he tatuado en el corazón, he ahorcado las mentiras y le he dado un vuelvo a la razón... todo por ti, aunque tú ahora estás detrás de esa cría que no te dará ni la mitad que te hubiera dado yo. Mis lágrimas no se distinguen en mi vaso, repleto hasta el borde de alcohol, dispuesta a curar mis heridas con morfina y a pincharme adrenalina hasta morir. Me cuesta tanto pensar en alguien que no seas tú...

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