domingo, 10 de abril de 2011

Me duelen tanto tus mentiras que ya creo que me gustan.

Salgo a la calle vestida de princesa, con el pelo bien peinado y sonrisa de película. Los tacones me hacen grande en este mundo de gigantes, los pendientes más grandes que he encontrado tintinean suavemente contra mi buen humor. Paso una tarde perfecta al lado de la gente que quiero, sonrío, hago locuras y vivo al límite. Pero yo no me siento así niña... Llego a casa mientras tiro al infinito mi sonrisa de cristal, me tumbo en la cama, me pongo a llorar. Yo no soy feliz y hace tiempo que no lo soy, pero la gente piensa que sí, la gente me ve como una persona fuerte que no se cae nunca, y esa es la reputación que me gusta tener, aunque realmente me duelan tus comentarios punzantes, cuando fardas de cuántas tías te vas a tirar hoy, cuando te digo que soy feliz viéndote feliz y realmente lo que quiero es que seas feliz junto a mí... No puedo evitar chillar de rabia, veo borroso a causa de las lágrimas que nublan lo que antes era mi supuesto buen humor. Entre gritos y lágrimas consigo ver un folio en blanco que a la vez tiene escritas todas las promesas que me hice. No pensarás más en él. No desearás que llegue el día de verlo de nuevo. No creerás que cuando dice que está enamorado habla de ti. No mirarás su cálida sonrisa a escondidas. No sonreirás al verlo aparecer ni al escuchar su voz. Y pese a todas las promesas que me sigo haciendo, Sigo pensando en él, sigo deseando que llegue el día de verlo de nuevo, sigo creyendo que cuando dice que está enamorado va por mi, sigo mirando su cálida sonrisa a escondidas, sigo sonriendo al verlo aparecer  o al escuchar su voz.

2 comentarios: