Yo... yo no soy una princesa. Yo grito, digo tacos, no escucho música suave, me río exageradamente y corro por los pasillos. Quizás por ello dejé de buscar un príncipe azul. Simplemente, las princesas buscan príncipes, pero los príncipes buscan princesas, y yo no lo soy. Y, en fin, la mitad de esos príncipes salen ranas. Por eso decidí fijarme en ti, pequeño. Vestido de manera desigual, despeinado y con un cigarro en la mano. ¿Quién lo iba a decir, eh? Las niñas de normal no se fijan en ti. Pero, ¿sabes? Esos principitos que buscan suelen ser chulos, arrogantes, egoncéntricos y creídos. Y tú, mi niño, eres gracioso, amable, sociable y sonriente. Y si no se quieren fijar en ti, pues oye, que les den. Mejor para mi, así eres mío entero.
Yo solo quiero decirte que digan lo que digan, eres perfecto.
De la cabeza a los pies.
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