domingo, 27 de febrero de 2011

Escápate de mi cabeza.

Me conecto, busco tu nombre entre los conectados y, al ver que no estás, suspiro. Empiezo a pensar que esto ya es rutina, siempre igual, siempre buscando el mismo nombre, siempre suspirando. Alzo la cabeza al techo y me sumo en los más profundos pensamientos, pensando de mil maneras diferentes cómo te saludaré hoy, si es que hablo contigo, cómo iras vestido, si te percatarás de mi presencia siquiera. Suena aquel pitido martilleante de cuando alguien te habla. Cruzo los dedos, pero no tengo valor de ver si eres tú. Por mi cabeza pasan mil imágenes de ti antes de mirar, a la velocidad de la luz. Me armo de valor, y abro la ventana. No reconozco la foto, así que cierro los ojos. No es él, pienso. Una lágrima se asoma por mi ojo, todavía cerrado. A medida que va rodando por mi mejilla va dejando un rastro negro detrás. Cualquiera diría que se me ha vuelto a correr la raya, como siempre que pienso en tí, pero yo sé que no es eso. Mis lágrimas se visten de luto, de dolor, de miedo, de negro. El pitido continúa, impaciente a que conteste. ¿No quieres hablar conmigo? me escriben. Me dispongo a contestar, cuando mis ojos se posan en el nombre de la persona. Resulta que sí que es, simplemente se ha cambiado de foto. Casi puedo ver su sonrisa a través del ordenador. Querría contestarle, decirle todo lo que me pasa, pero no puedo. Mi cerebro se ha bloqeado, mis manos no quieren moverse. Mi corazón me ruega que saque fuerzas para contestar. Pero no puedo, no debo, no quiero. Te quiero. siguen escribiendo. Mi corazón estalla, va a mil por hora, o quizás más, no sé. Mi cerebro despierta con un estridente 'no'. No lo hagas, no caigas. Es una máscara, sólo busca hacer daño. Pero mi corazón continúa rogándome que conteste mientras llora desconsoladamente. Te has desconectado, me aparece una ventana del ordenador. Sí, lo he hecho. Me he desconectado, no me he visto con fuerzas de contestarle.

1 comentario: